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Entrevista: «El camino hacia la acreditación»

  • La Dra. Carazo lideró el primer proceso de acreditación del CICA, el cual se logró el 30 de junio del 2000.
  • El Ente Nacional de Acreditación -ENA- (hoy ECA) extendió ese reconocimiento al CICA.

Una de las primeras acreditaciones fue la del CICA; se constata con el número LE-007 de este certificado.


Entrevista a la Dra. Elizabeth Carazo Rojas, directora del CICA en el periodo 1994 – 2012

¿Cómo inició el proceso de acreditación y cuál era la necesidad de acreditar un laboratorio de investigación universitaria?

Yo asumí la Dirección del CICA en el año 1994, y aunque no teníamos personal, laboratorios y muchas carencias, sí teníamos la inquietud de comenzar a crecer como Centro. Lógicamente en esos tiempos, el presupuesto universitario era muy reducido, por lo que el del CICA era casi prácticamente nulo; teníamos muy poco presupuesto.

Para entonces se tenían proyectos con SENARA (monitoreo del distrito de riego) y con eso teníamos un poco de fondos con los que comenzamos a mejorar el equipo, poquito a poco, porque tampoco era mucho dinero. Se hacían muchos análisis de agua y de ahí surgió la idea de ofrecer una especie de servicio que nos diera fondos para comenzar a trabajar, para destinarlos a los proyectos de investigación que sin fondos tampoco podríamos iniciarlos.

También, existía un proyecto de cooperación con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Desde el OIEA existía la inquietud de iniciar con procesos de control y aseguramiento de calidad de los análisis que se hacían en los laboratorios. A partir de ese proyecto, a mediados de los años 90, el OIEA nos envió expertos de Inglaterra, Estados Unidos y, especialmente el Dr. Roy Greenhalgh, de Canadá. Con ellos comenzamos a escribir los procedimientos de operación de todo lo que hacíamos, que fue la primera documentación, para luego trabajar en las normas de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) para las buenas prácticas de laboratorio.

Entonces, comenzamos a hacer los procedimientos basados en esas normas, y los expertos nos fueron guiando, poco a poco, a escribir los procedimientos y a instalar un primer sistema de control y aseguramiento de la calidad.

Poco a poco se acercó el sector privado para decirnos que, para los planes operacionales del Ministerio de Salud, se necesitaba una batería de análisis tanto fisicoquímico de calidad de aguas, como de residuos de plaguicidas. Fue ahí cuando comenzamos a trabajar muy fuerte porque había una necesidad en el sector privado.

El CICA empezó a crecer poco a poco gracias a todos los proyectos que teníamos, por lo que nos mudamos de la Escuela de Química al edificio que estaba detrás de la Facultad de Medicina.

Fue así como para el año 2000, gracias al trabajo duro del personal y asistentes, que el CICA se acreditó en el análisis de calidad de aguas y en el de residuos de plaguicidas. En ese momento, era el laboratorio que más pruebas acreditadas tenía, y el primero que lo hizo en residuos de plaguicidas.

Con el seguimiento se dio el paso a la Guía ISO 25 y después a las otras guías que conforme fueron saliendo se fueron implementando, y así el proceso de calidad continuó más formalmente hasta lo que es hoy día.

¿Cuáles desafíos trajo el proceso de acreditación?

Para estos procesos se necesita disciplina, y eso fue algo que se adquirió. Como la mayoría de los muchachos que comenzaron estos procesos aún están con nosotros, adquirieron esa importante disciplina. Ya la mentalidad de ellos está dirigida a eso, hoy día.

Con la llegada de la Ley de Calidad, se pedía que todas las personas que presentaran sus análisis ante el Ministerio de Salud y otros ministerios, fueran de laboratorios acreditados. Eso nos dio una gran ventaja, en términos de la prestación de servicios, pero también esa prestación de servicios en esos momentos fue fundamental para poder mantener el personal base y el funcionamiento de los equipos que teníamos, porque no había fondos de otra parte.

¿Qué beneficios tiene el contar con ensayos acreditados en un laboratorio de investigación universitario?

La acreditación es cada vez más importante. Ahora tiene más peso, inclusive para la investigación, si es un laboratorio acreditado, porque eso garantiza que tiene procedimientos y que cada uno de sus análisis -en todo- tiene un control de calidad. A nivel internacional eso tiene muchísimo valor. Por eso es que el OIEA nos apoyó, porque para ellos era muy importante que los laboratorios, sobre todo los de países de América Latina, instauraran un Sistema de Control y Aseguramiento de la Calidad.

¿Considera usted importante la investigación bajo un sistema de gestión de calidad? ¿Por qué?

Los sistemas de control y aseguramiento de calidad son muy importantes, tanto en la prestación de servicios como en la investigación.

Usted puede tomar cualquier dato y seguir hasta su origen todos los pasos realizados, y así verificar la validez de ese dato. Es decir, le puede dar trazabilidad a todo lo que usted ha hecho. Eso es una garantía para el investigador: usted conserva absolutamente toda la documentación.

Fuimos y somos firmes creyentes del control y del aseguramiento de la calidad en los laboratorios. Para mí, cualquier laboratorio sea de investigación o de servicio, tiene que estar bajo un sistema estricto de control y aseguramiento de la calidad. Muchísimos laboratorios de investigación a nivel mundial están bajo las normas de buenas prácticas de laboratorio.

¿Cuáles eventos o situaciones importantes destaca de estos 20 años de acreditación?

Destaco la primera vez que logramos la acreditación; la gran emoción y satisfacción que teníamos de haberlo obtenido. Luego, cada vez que lo conseguíamos porque las normas llegaban con nuevos y más estrictos requerimientos cada vez.

Además de eso, nosotros hicimos la importante labor, a nivel nacional pero especialmente a nivel internacional, de capacitar a personas de los diferentes laboratorios en el tema de control de aseguramiento de calidad y en los procesos de acreditación. Eso fue un efecto multiplicador que también fue muy satisfactorio, pues capacitamos al personal de muchos laboratorios en América Latina lo cual fue una labor pionera.

También resalto que acreditar el muestreo fue uno de los pasos más importantes que dimos. Esto es muy importante porque ahí pueden haber grandes diferencias: hasta por algo como la toma de la muestra, uno puede obtener resultados diferentes.

Finalmente, destaco que después de este logro, varios laboratorios de la UCR siguieron ese camino y ahora la Universidad se preocupa mucho por ese tema, e incluso formó una unidad de apoyo a la acreditación de los laboratorios. La UCR comenzó a tener más conciencia de la necesidad de apoyar estos procesos, sobre todo para las unidades que dan servicios. Entendieron que para una unidad de investigación, como lo es el CICA, también esto era y es muy importante.


 

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