Por: Laura Brenes Alfaro ︱ CICA-UCR
El pasado 23 de noviembre, se realizó el “Taller de intercambio de conocimientos para productores de frijol y maíz de Pejibaye de Pérez Zeledón”, organizado por el Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA), de la Universidad de Costa Rica, en el marco del proyecto “BIOECODES: El Biocarbón como una estrategia de economía circular: valorización de residuos agroindustriales para la descarbonización y la protección de los recursos”.
El proyecto BIOECODES desarrolla actividades en esa zona desde el año 2021, gracias a la estrecha colaboración de la Agencia de Extensión Agropecuaria del MAG de Pejibaye, coordinada por el Ing. Agr. Olger Benavides Rivera, quien se acogerá a su jubilación en diciembre de 2023.
El Ing. Benavides nos contestó algunas preguntas con respecto a la producción agrícola de la zona y el trabajo realizado por las UCR y el TEC por medio del proyecto BIOECODES.
Pregunta: ¿Cuáles son las principales actividades agrícolas que se realizan en Pejibaye y la tecnología que utilizan para la producción agrícola?
Ing. Benavides: Esta es una zona granera. Esta es la primera zona productora de maíz en Costa Rica y la segunda zona productora de frijol del país; y por cuestiones climáticas de la Zona Norte, se convierte en la primera zona de frijol. Sin embargo, esos números de primero y segundo, no reflejan necesariamente todo el nivel tecnológico que los productores tienen. Entonces, faltan cosas como el uso de insumos para mejorar costos, mejorar rendimientos, que hemos logrado a través de investigaciones con el TEC, con la UCR, el INTA y la UNED, con quienes hemos hecho alrededor de 25 trabajos de investigación y que nos ayudan a precisar eso.
Trabajos de investigación y días de campo como estos hacen posible que podamos ir incrementando esos números. Entonces, yo creo que es una tecnología que aún hay gente que maneja paquetes tecnológicos de los años 90 al 95, hay que cambiarlo. Hoy en día tenemos la suerte de que este trabajo de investigación nos generó información de nuevos productos y nuevas tecnologías que pueden no solamente bajar costos, sino aumentar productividad. Entonces, también vamos a tomar eso en cuenta para incorporarlo a las nuevas actividades que vamos haciendo, y hacer lo posible que los productores los vayan incorporando a sus actividades diarias.
Pregunta: ¿Usted cree que exista receptividad o posibilidades de que los agricultores aquí se ajusten a hacer cambios en lo que están acostumbrados a hacer, para introducir nuevas tecnologías y prácticas?
Ing. Benavides: Es una pregunta que todo mundo hace porque es el punto de cambio. Nosotros comenzamos aquí en el 2009, cuando nadie usaba un producto biológico u orgánico, ya que todo era 100 % químico y convencional. Aquí se veía que el rendimiento cada vez era menor y las plagas eran más. Se aumentaba el uso de fertilizantes y no se lograban mejores resultados. Había alrededor de 600 análisis de suelo que indicaban un deterioro en cuanto a densidad aparente, problemas de compactación, bajos contenidos de materia orgánica y pérdida de nutrientes en el tiempo. Sin embargo, el camino que se estaba siguiendo no era el más adecuado.
Comenzamos con 10 biofábricas hace aproximadamente seis años. Eran 30 hectáreas, pero la tecnología y los días de campo, como este que tuvimos hoy, parcelas demostrativas y eventos de capacitación, hicieron que hoy en día, según una encuesta que se hizo la UCR en diciembre pasado, 320 productores están usando insumos, o sea que estamos hablando de 900 hectáreas de frijol y maíz.
Entonces, yo pienso que este es el camino que nos ha llevado a ese éxito, donde obviamente el productor es pieza fundamental y creo que esta tecnología del biocarbón va a ser lo mismo. Hoy comenzamos con el pie derecho con un día de campo. Creo que vamos a seguir con los hornos, si logramos hacerlos con gente que nos financie y poder ir propagando esta técnica que yo sé que sí funciona, que es útil para el productor y que poco a poco se vaya incorporando a las fincas de los productores.
No es un trabajo fácil. El primero que tiene que estar convencido es el técnico, segundo, el productor, y después que los resultados en campo se den para que el productor pueda adoptar la misma tecnología.
Pregunta: ¿Qué principales logros o resultados ha visto a través de estos años?
Ing. Benavides: Las diferentes experiencias desarrolladas en el campo nos han permitido mejorar nuestro nivel técnico y conocimientos de desarrollo de las diferentes parcelas y experimentos.
Esta experiencia en particular nos recuerda a un montón de criterios que hemos tenido en torno al biocarbón y microoganismos. Hace posible que ya podamos dar mejores recomendaciones a los productores y lograr ser más eficaces en cuanto a resultados de forma local.
Entonces creo que es un ganar-ganar porque a veces la Agencia no cuenta con esa herramienta de investigación que es muy útil y práctica. En este caso, con la Universidad de Costa Rica, hay un sin número de técnicas, experimentos y mediciones que son fundamentales para mejorar el criterio técnico y regulación en el campo.
Pregunta: ¿Qué debería hacerse en un futuro en la zona, en término de proyectos e investigaciones que puedan desarrollar las universidades?
Ing. Benavides: Aquí estamos en un campo muy abierto; nos hemos introducido en la parte de los insumos, de biocarbón y de otras técnicas que son muy útiles, pero, aunque se hayan trabajado un tiempo atrás, carecen de algunos fundamentos técnicos y de investigación.
Entonces necesitamos algunos elementos como un mejor conocimiento de la parte microbiológica, un mejor conocimiento de la parte química de los insumos, un mejor conocimiento del tiempo y la eficacia del biocarbón en el tiempo y en los suelos, para poder ser más certeros y precisos en cuanto a las recomendaciones.
Entonces creo que hay un campo muy amplio. Ojalá que los fondos que se consiguen a través de proyectos internacionales puedan sustentar más proyectos, investigaciones, parcelas y proyectos de graduación que en conjunto con los productores y nosotros podamos, en el mediano plazo, tener una lista de elementos, no solamente técnicos sino también manuales y herramientas para poder precisar más las recomendaciones y mejorar la producción en el campo.